Colombia y Juan Quintero, una de las figuras del Mundial sub-20, se despidieron este miércoles del torneo en octavos de final, derrotados por Corea del Sur tras 18 lanzamientos de penalti (7-8), la resolución de un duelo en el que el equipo sudamericano forzó la prórroga en el último minuto del partido.
El conjunto asiático, que se medirá ahora a Iraq, desactivó durante casi todo el duelo a Colombia, que no se pareció en nada a la selección que goleó el pasado viernes a El Salvador, a la que había recibido un solo tanto en tres encuentros y a la que por verticalidad, fútbol, fuerza y talento, reflejado en Juan Quintero, desarma a su rival con una convicción incontestable. Tampoco John Córdoba fue el de anteriores duelos.
El delantero de movimientos magníficos y precisa puntería malgastó sus ocasiones ante la portería de Corea del Sur. No aprovechó ni la primera, con un buen movimiento y a las manos del guardameta contraria; ni la segunda ni la tercera, ambas con remates altísimos, descontrolados.
Toda la responsabilidad recayó en Quintero, un futbolista que maneja a la perfección el pase largo, el corto, el disparo a puerta y el regate, que da la apariencia más sencilla a la jugada o al desborde más complicado. Nada ético ni estético claro esta ya que este jugador no es el único miembro del equipo, por tanto el equipo es responsable de esta pérdida pues fue responsabilidad de todos.
El centrocampista fue de menos a muchísimo más en el partido; el motor de un equipo que no hallaba la fórmula para equilibrar el 0-1 anotado por Song Juhun en el minuto 16. El mérito de las dificultades futbolísticas de Colombia correspondió a Corea del Sur.
No es una selección que quiera la pelota, que busque posesiones largas como camino hacia la meta contraria. Prefiere un fútbol más directo, basado en el repliegue defensivo y en el contragolpe, el que propuso hoy ante su rival. Se apoyó en los desmarques y en la capacidad para aguantar la pelota, regatear y combinar del práctico Kim Hyun, el '9' del equipo asiático.